¡Hola! Espero les agrade mi primera entrada. Dicho elemento es una visión general sobre la sociedad actual -en términos filosóficos-. Cabe aclarar que el saco está diseñado para quien le quede o para quien se lo quiera poner.
Gracias a los múltiples errores en sus acciones y, a la inmadurez física, mental y espiritual de su ser, el ser humano ha entrado en una especie de callejón sin salida, de tobogán con un descenso que pareciera no tener fin. Además, ha dejado de valorar las múltiples oportunidades que el destino le brinda, e incluso, desdeña día a día el regalo más grande y hermoso que representa la vida misma. También es perceptible que las personas se han acostumbrado a vivir en una penumbra, tanto al interior como al exterior de su anatomía, cegadas por el consumismo emanado de las entrañas de la globalización.
La pérdida de los valores humanos (éticos y morales) ha llevado al hombre a caer hasta el sitio en donde se encuentra. Dichos valores han sido sustituidos por valores económicos (cuanto tienes = cuanto vales), además de situaciones y objetos llanos, superfluos, banales, amorfos, vacíos. El dinero se ha convertido en el motor del mundo y la idea de que es lo más importante en la vida ha ido subiendo de popularidad como la espuma, creando seres convenencieros que sólo ven por sus intereses sin importar si aquello acarreará problemas para sus compañeros de viaje, es decir, los individuos con los que comparte este planeta. Y es que, a decir verdad, la sociedad capitalista en la que vivimos no perdona ni a aquel que sea pobre ni a quien sea diferente.
Los prejuicios de cualquier índole representan otro gran problema para la sociedad, ya que, se hace menos, se desprecia y hasta se llevan a cabo actos de violencia en contra individuos de diferente raza, preferencia sexual, credo, religión, nacionalidad, apariencia física o contra aquellos que osen a estar en desacuerdo con las ideas que ha impuesto la zoociedad. La tolerancia y el respeto son a mi juicio las respuestas a dichos males.
Cabe mencionar que así como el régimen intenta coartar la libertad del pueblo (en cualquiera de sus múltiples expresiones), el mismo individuo, integrante de dicho pueblo, se ha convertido en un ser opaco, incapaz de expresar sus ideas, sentimientos y emociones. Causa de lo anterior ha sido el miedo al "¿qué dirán?" los integrantes de la sociedad, sobre si se hace o deja de hacer tal o cual acción. Por si fuera poco, el ciudadano postmodernista ha sido absorbido por la apatía, el conformismo, el ocio (madre de todos los vicios) y la pereza.
Es perceptible en el mundo un ambiente de seguridad respecto a que siempre habrá un mañana, quizá por eso los individuos se relajan a tal grado que dejan de preocuparse por el presente, dejan de actuar, pensar, reír, llorar, disfrutar y tomar las riendas de su vida, desperdiciando tiempo que jamás volverá, todo por creer que siempre tendrán una oportunidad igual o mejor a la de hoy. Aplican a su vida el siguiente dicho: "para que dejar para mañana lo que puedes hacer pasado mañana".
Las posibles soluciones a los males antes mencionados están dentro de nosotros mismos, se encuentran en lo más profundo de nuestro ser, es cuestión de que el hombre sea consicente de dónde está parado, de dónde viene y hacia dónde quiere ir, lo cual lo llevará a iniciar un proceso de humanización, el cual seguramente podrá ser visible en el desarrollo y crecimiento de su ser, su familia, su sociedad, su país y su planeta.
Sólo hay que entender que los seres humanos somos iguales, debemos amarnos, cuidarnos y convivir en paz. Evitar rencores y odios, pues todos vivimos en el mismo planeta, vamos en la misma nave, deberíamos viajar en la misma dirección con el fin de ser plenos durante nuestra ínfima estancia en la Tierra.
Sólo hay que entender que los seres humanos somos iguales, debemos amarnos, cuidarnos y convivir en paz. Evitar rencores y odios, pues todos vivimos en el mismo planeta, vamos en la misma nave, deberíamos viajar en la misma dirección con el fin de ser plenos durante nuestra ínfima estancia en la Tierra.
Deberíamos dejar volar la imaginación y tratar de exteriorizarla a través de todos nuestros sentidos; disfrutar de manera responsable nuestra libertad; ser felices; hacer lo que queremos en la medida de lo posible, ya que siempre se debe tomar en cuenta que nuestras acciones no deben ser dolosas y lacerantes para los demás; deberían seguirse algunas reglas ético-morales para evitar un -mayor- caos en el planeta, esto provocaría un proceso de evolución en todos los aspectos de nuestro ser, lo cual traería consigo una mejora en la calidad de vida.
En conclusión, me gustaría mencionar que la cura -según mi limitada visión del universo- a todos estos males tiene nombre propio: amor. El amor a uno mismo, a la familia, a la pareja, a los amigos, al prójimo, a Dios (¡claro! Si es que se cree en alguna divinidad), a la Tierra y los seres vivos que integran su biodiversidad. Espero no se confunda mi concepto de amor con el amor materialista, con el amor cursi o con el amor carnal, conceptos tan difundidos en los últimos tiempos. Se ha tergiversado tanto el concepto de amor, como el significado y la valía del mismo.
Bueno, eso es todo por el momento, nos vemos pronto en una nueva entrega de Cruyffnicas. Cuídate mucho, adiós y tan tan.