sábado, 23 de octubre de 2010

Percusión sónica

El caer de una gota de agua interrumpe el sonido del silencio. El silencio calla cuando en silencio pienso en ti. En ti creo, en ti sueño. Sueño, eso es lo único que hay, lo único que tengo. Tengo la impresión de que quizá pronto despertaré y entonces tú no serás tú, y como tú no serás tú algunos fantasmas abandonarán mi ser. Ser distinto, quiero dejar de tener esta característica de invisible, invisible a tus actos, a tus más profundos pensamientos, a tus tiernos ojos. Tus ojos, llenos de vida, llenos de intriga, tan profundos como la mar. La mar, hoy lejana, ha prometido mojarme cariñosamente, acogerme y restaurarme. Restaurarme el tacto, la vista, el alma. Alma que vaga esta noche por las calles citadinas, camina impávida ante los murmullos de búhos y luciérnagas. Luciérnagas que se apagan lentamente cada noche, luciérnagas que pasan a la posteridad, que dejan de alumbrar mis anhelos. Anhelos tan imposibles como fundirme con el Universo. Universo que está y es, Universo que crea al destruir, inventa rompiendo y vive muriendo. Muriendo está la cigarra que alguna vez me cantó al oído. Al oído me susurra la luna, me dice "voltea", y entonces, cuando me pierdo en su blanca circunferencia, me da un ínfimo beso, tan bello y pequeño que caigo desvanecido con sonrisa y corazón en mano. Mano que dice hola, mano que añora fundirse con la tuya, mano tímida, mano con fuerza propia. Propia, muy propia marcha aquella estrella bajo la red galáctica, la estrella que carga mis penas, la estrella fiel, la estrella eterna. Eterna la estampa que tengo de ti y de mí, eterna su tinta, eternos sus contornos. Contornos delinean y dan forma a cada acción, a cada sentir. Sentir que no soy yo quien habla y escribe, que no soy yo quien llora y ríe, sentir que no soy yo para eximirme de toda culpa, de todo remordimiento, de toda tristeza. Tristeza vívida, tristeza que abraza, tristeza que enseña, tristeza que mañana será experiencia, y pasado mañana, sabiduría.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Misiva infinita

Gracias por ser tú.

Gracias por permitirle a mis sentidos percibir la dulzura de tus cantos y acciones.

Gracias por ser auténtica.

Gracias por abrirme las puertas de tu ser.

Gracias por tus enseñanzas.

Gracias por ser amor.

Gracias por poner mis pies en la tierra con ínfimos aires de sinceridad e indiferencia.

Gracias por cruzarte en mi camino.

Gracias porque a tu lado las tardes lluviosas son aún más hermosas.

Gracias por tus miradas, caricias y besos, pues éstos alimentan las profundidades de mi alma.

Gracias porque tú has acrecentado mi parte más humana, aquella que se aloja en mi centro... Mi amor.

Gracias por estar.

* Gracias por todo.